GUÍA
PARA LA PREVENCIÓN
DE LAS DROGODEPENDENCIAS
CUADERNO DEL PROFESOR
Indice:
Presentación.....................................5
Información sobre Prevención .........7
■ Algunas reflexiones sobre el
consumo de drogas entre
adolescentes y jóvenes....................8
■ ¿Por qué se llega a consumir
drogas?.........................................11
■ Factores de riesgo y factores
de protección................................13
■ ¿Qué es la prevención de las
drogodependencias? ......................17
■ ¿Qué es un programa de
prevención? ...................................19
■ Principios básicos de los
programas de prevención de
las drogodependencias ..................20
■ ¿Cómo llevar a cabo un
programa de prevención en la
escuela?........................................22
■ ¿Cómo pueden los profesores
desarrollar factores de
protección? ...................................24
■ Por tanto... ¿por qué prevenir
desde la escuela? ..........................26
■ Planes Autonómicos sobre Drogas..........................................27Presentación: La realidad nos muestra que en nuestra
sociedad existen numerosos problemas
relacionados con el consumo de drogas
por parte de adolescentes y jóvenes.
Esta realidad nos obliga a ofrecer numerosas
respuestas, pero la más adecuada
es, sin lugar a dudas, la Prevención.
Tratamos de evitar el inicio en el consumo
o como mínimo retrasar al máximo la
edad de este inicio. Por tanto es importante
incidir cada vez a edades más tempranas
ya que sabemos que es en torno
a los 12 ó 13 años cuando se producen
las primeras experimentaciones con drogas
de fácil acceso como el tabaco, el
alcohol y últimamente también el hachís.
Prevenir es educar, potenciar el desarrollo
integral de la persona, fomentar la adquisición
y desarrollo de capacidades para
afrontar y resolver situaciones que ponen
en riesgo su salud. Implica, por tanto,
ampliar el concepto de aprendizaje, más
allá de la adquisición de conocimientos en
determinadas materias como respuesta a
las nuevas exigencias de la sociedad actual.
Desde las Administraciones Públicas, y más
en concreto desde el Plan Nacional sobre
Drogas, existe un vivo interés por extender
la prevención de las drogodependencias,
facilitando todo tipo de herramientas para
conocerla y aplicarla. Desde campañas hasta
programas estructurados que, mediante
una evaluación rigurosa, han mostrado su
eficacia.
El concurso SINESIO y todo el material
que lo acompaña (CD-Rom, Guía del Profesor
y Agenda escolar) constituye un
paso más en ese acercamiento a la
población preadolescente, la cual se halla
en una edad de riesgo en el inicio de los
primeros contactos con drogas institucionalizadas
como el alcohol y el tabaco, a
través de los profesionales más directamente
implicados en una tarea educativa
en la que todos debemos participar.
1 Información
sobre
Prevención
8
Algunas reflexiones sobre el
consumo de drogas entre
adolescentes y jóvenes
La aparición de nuevas drogas y nuevos
patrones de consumo ligados al ocio del
fin de semana ha despertado en la sociedad
la necesidad de una respuesta preventiva
contundente que propicie la participación
del conjunto de la sociedad y de
las instituciones que la representan.
El consumo de drogas repercute en la
salud y en la vida de los consumidores,
más aún si éstos son adolescentes.
Entre las consecuencias de este consumo
cabe destacar:
• Alteraciones del sistema nervioso y de
distintos órganos, con el consiguiente
desgaste y deterioro progresivo de la
salud y el riesgo de contraer enfermedades
asociadas.
• Incidencia en el comportamiento del
adolescente, al repercutir negativamente
en sus facultades cognitivas, en su
proyección social y en la voluntad y
energía necesarias para desarrollar un
proyecto personal. Con ello se corre el
riesgo de interferir en una etapa crucial
para el desarrollo y formación de
la personalidad adulta.
• Repercusiones en las relaciones con el
entorno familiar y social, que propician
dificultades de comunicación, tensión
familiar, conflicto social, accidentes de
circulación y otras conductas de riesgo.
La etapa adolescente suele ser el
momento en el que se producen los
primeros contactos con las drogas.
Diversos estudios evidencian que
cuanto más temprana es la edad en la
que se produce esta experimentación
más probabilidad hay de que este consumo
termine siendo problemático y
su abandono sea más difícil.
Además, los contactos tempranos con
sustancias como el alcohol y el tabaco
favorecen que se produzca la experimentación
con otro tipo de sustancias,
como los derivados del cánnabis,
las drogas de síntesis, la cocaína, etc.
A continuación se ofrecen algunos
datos que ilustran las tendencias actuales
del consumo entre la población adolescente
y joven. Estos datos provienen
de las Encuestas sobre Drogas a la
Población Escolar de 14 a 18 años realizadas
periódicamente por la Delegación
del Gobierno para el Plan Nacional
sobre Drogas desde el año 1994.
9
Sustancias Alguna vez Últimos 12 meses Últimos 30 días
Tabaco 60,4 – 37,4
Alcohol 82,0 81,0 65,6
Tranquilizantes* 7,0 4,7 2,4
Cannabis 42,7 36,6 25,1
Éxtasis 5,0 2,6 1,5
Alucinógenos 4,7 3,1 1,5
Anfetaminas 4,8 3,3 1,8
Cocaína 9,0 7,2 3,8
Heroína 0,7 0,4 0,4
I. Volátiles 4,1 2,2 1,1
Prevalencia de consumo de drogas entre los estudiantes de
14-18 años en España, 2004
Según estas encuestas, un porcentaje
relativamente alto de escolares ha tenido
contacto con las distintas drogas, principalmente
con el alcohol, el tabaco y el
cannabis.
Como nos muestran los datos que contiene
la tabla, el inicio en el consumo de
la mayoría de las drogas, se produce los
primeros años de la adolescencia,
lo cual pone de manifiesto la necesidad
de actuar lo antes posible y a edades
cada vez más tempranas.
Sustancias 1994 1996 1998 2000 2002 2004
Tabaco 13,9 13,3 13,2 13,1 13,1 13,2
Alcohol 13,5 13,7 13,8 13,6 13,6 13,7
Tranquilizantes* 14,1 14,5 14,8 14,5 14,6 14,8
Cannabis 15,1 15,1 15,0 14,9 14,7 14,7
Cocaína 15,6 15,9 15,8 15,8 15,7 15,8
Anfetaminas 15,5 15,7 15,6 15,6 15,6 15,7
Alucinógenos 15,4 15,6 15,4 15,5 15,5 15,8
S. volátiles 13,3 13,6 13,4 13,9 14,3 14,0
Éxtasis 15,6 15,7 15,5 15,7 15,4 15,6
Fuente: DGPNSD. Encuesta sobre Drogas a Población Escolar (E.D.P.E.) 1994-2004.
(*) Tranquilizantes y pastillas para dormir sin receta médica.
Fuente: DGPNSD. Encuesta sobre Drogas a Población Escolar (E.D.P.E.), 2004.
Edades medias de inicio al consumo de las distintas drogas
(escolares de 14-18 años). España, 1994-2004.
10
Además, en el caso de sustancias como
el cannabis y la cocaína, se percibe una
clara tendencia al aumento.
La baja percepción del riesgo por el
consumo de estas sustancias, así
como la imagen social de que consumirlas
de vez en cuando es “normal”
están favoreciendo estos procesos de
incremento del consumo.
0 10 20 30 40 50
Alcohol
Cannabis
Tranquilizantes
Cocaína
Éxtasis
60 70
83,8
82,4
77,3
75,6
81,0
25,7
23,4
18,2
28,8
32,8
36,6
4,7
4,5
4,4
5,0
4,5
4,7
2,5
4,1
3,2
5,2
4,3
2,6
2000
2002
1998
1994
1996
2004
4,5
2,7
1,8
4,8
6,2
7,2
80 90
82,7
Evolución de la prevalencia de consumo de drogas durante los últimos
12 meses entre los estudiantes de 14-18 años. España, 1994-2004
Fuente: DGPNSD. Encuesta sobre Drogas a Población Escolar (E.D.P.E.) 1994-2004.
¿Por qué se llega a consumir
drogas?
El consumo de drogas no es un fenómeno
nuevo, si bien ha pasado por diferentes
etapas en las que ha variado su significación
y sus patrones de consumo.
El uso terapéutico, ritual y social restringido
a determinados contextos y períodos,
que se caracterizaba por ser un uso limitado
y controlado, ha ido derivando en un
uso acorde con una sociedad que tiene
en el consumo de todo tipo de productos
uno de sus pilares fundamentales. Existe
la idea de que se puede consumir de
todo para obtenerlo todo: sensaciones
nuevas, diversión, confort y eliminación
del malestar. También podemos observar
que determinados valores, anteriormente
asociados al esfuerzo y la responsabilidad
personales, como el prestigio, el
reconocimiento personal, la imagen
social, tienden a basarse en la actualidad
en la obtención de bienes estrictamente
materiales.
Las drogas se muestran como un producto
importante dentro de esta sociedad
de consumo, y su utilización se
fomenta presentándolas como una forma
fácil e inmediata de obtener placer, relajación,
evasión, diversión, facilidad de
contacto interpersonal, oposición a lo
establecido y, en definitiva, cualquier
mensaje que logre atraer la atención de
los potenciales consumidores.
El mayor poder adquisitivo de la población
adolescente y joven, debido a una
mejora de la economía familiar, permite
que ésta acceda a edades tempranas
a actividades y ambientes para los
cuales quizá no haya alcanzado la
madurez necesaria. Es posible que, al
convivir con población de edades más
avanzadas y de estilos de vida opuestos
a sus modelos de referencia, se
enfrente a situaciones en las que deba
tomar decisiones en muchas ocasiones
poco meditadas.
La familia, por otra parte, ve aumentar
las opciones de los jóvenes, a la par
que decrece su capacidad de poner
límites y ejercer su autoridad. Ello produce
una crisis que se manifiesta en
una elevada tensión y una gran dificultad
para negociar, pactar con el adolescente
y llegar a establecer un clima
de comunicación eficaz con límites que
ayuden a regular su conducta.
El adolescente tiende a buscar la autonomía
e independencia, tan necesarias
para su afirmación personal, con la
oposición a una autoridad poco clara,
a veces permisiva, a veces intolerante
y casi siempre protectora. El consumo
de drogas permite al adolescente en
muchas ocasiones sentirse diferente
al adulto, a la par que canaliza su
deseo de tener experiencias, su curiosidad
y su búsqueda de diversión.El grupo de iguales, formado por personas
que se hallan en situaciones muy
parecidas, le permite desarrollar actitudes,
valores y estilos de vida propios y a
la vez compartidos con personas de su
elección, logrando que se diluya la percepción
de riesgo y la conciencia de responsabilidad,
a la vez que le confiere una
mayor seguridad y apoyo.
En la adolescencia, el consumo de drogas
se inicia en un periodo de expansión;
el futuro es presente, lo importante
es el aquí y el ahora, el adolescente
valora lo inmediato, la percepción de
riesgo es muy baja y el organismo parece
poder resistirlo todo. Ese sentimiento
de invulnerabilidad, hace que se infravaloren
las probabilidades de sufrir daño
físico, así como los cambios en el comportamiento.
El adolescente está cambiando
y en muchas ocasiones le cuesta
reconocerse incluso físicamente; cambia
de ideas con rapidez, sabe que no es
estable, por tanto los efectos del consumo
no tienen connotaciones tan negativas
ni generan los temores y preocupaciones
que pueden causar en el adulto.
13
Por qué unos consumen y
otros no
Factores de riesgo y protección
Una de las más importantes preguntas
que se ha hecho la investigación sobre
drogas ha sido la de por qué algunos
individuos llegan a consumirlas y otros
no y por qué algunos acaban teniendo
problemas derivados de este consumo
mientras que otros lo abandonan sin
mayores consecuencias. Las conclusiones
a las que se ha llegado a partir de
estas investigaciones sobre factores de
riesgo y protección han sido tomadas
desde entonces como referencia básica
de los programas preventivos, que han
tratado de enfocar sus objetivos a disminuir
estas condiciones de vulnerabilidad
o riesgo e incrementar aquellas que protegen
al individuo de las consecuencias
negativas del consumo.
Se entiende por Factor de Riesgo “un
atributo o característica individual, situación
o contexto ambiental que incrementa
la probabilidad de uso o abuso
de drogas”.
Por Factor de Protección entendemos
“un atributo o característica individual,
condición situacional o contexto ambiental
que inhibe, reduce o atenúa la probabilidad
del uso o abuso de drogas”
Es importante observar que estamos
hablando de factores y no de causas,
por lo tanto, no significa que las personas
que se encuadren en alguno o varios de
los factores de riesgo consuman o vayan
a consumir drogas inevitablemente. Tampoco
implica que los que poseen uno o
varios factores de protección sean, por
esta causa, invulnerables a dicho consumo,
aunque se pueda predecir que a
mayor concentración de factores mayor
será el riesgo o la protección.
Tipos de factores de riesgo
El consumo y abuso de sustancias es
una conducta que está influida por numerosas
variables. Algunas de ellas están
en el entorno ambiental, otras son más
específicas del individuo y las relaciones
que mantiene con su entorno más cercano:
familia, amigos, escuela, etc.
A continuación resaltamos aquellos factores
que la investigación ha demostrado
que tienen un mayor peso en la génesis
de esta conducta.
14
Factores ambientales: ■ Dificultad social y económica
Las comunidades con un alto grado de
dificultad social y económica, aquellos
barrios en los que el tráfico de drogas y
la delincuencia son mayores, ejercen una
influencia negativa entre sus miembros,
que muestran un riesgo mayor de conductas
delictivas y de consumo de drogas.
■ Desorganización comunitaria
Los ambientes en los que existen pocos
recursos comunitarios o son infrautilizados,
en los que los lazos sociales son
escasos o débiles, son ambientes de alto
riesgo para un gran número de conductas
desadaptadas, incluido el consumo
de drogas.
■ Disponibilidad y accesibilidad a
las sustancias
Está demostrado que a mayor disponibilidad
de sustancias mayor consumo, y que cuanto
mayor es la accesibilidad percibida de las
drogas más se consumen.
■ Percepción social del riesgo
Cuanto más baja es la percepción del
riesgo por el uso de sustancias, más se
extiende su consumo. Pero es que, además,
cuanto mayor es el consumo de
sustancias en un determinado contexto
menor es el grado de peligrosidad que
se adjudica a las mismas.
Por lo tanto, la extensión del consumo
determina la percepción del riesgo y
viceversa. Ambos factores se potencian
entre sí.
■ La movilidad de la población
Los momentos de movilidad son momentos
de especial vulnerabilidad. No sólo
los cambios de residencia, también los
cambios de colegio son momentos de
riesgo, que deberían hacernos pensar en
la necesidad de actuar de forma preventiva
preparando a los alumnos para dicho
cambio.
■ Las normas y leyes de la comunidad
Una gran cantidad de investigaciones
ponen en evidencia que, cuando éstas
son contrarias al uso de drogas, actúan
como factores de protección. Cuando
estas normas no existen, o incluso cuando
no están claras, el riesgo de abuso se
incrementa. Las escuelas que elaboran
normas en relación al consumo de sustancias,
ya sean legales o ilegales, están
favoreciendo elementos de protección
entre sus alumnos. Por otro lado, aunque
el consumo de sustancias ilegales no es
aceptado por la sociedad en general, sí
puede serlo dentro del grupo en el que
se relaciona el adolescente. Las normas
de estos subgrupos condicionan la conducta
de sus miembros.
15
Factores del individuo y sus
relaciones con el entorno
■ Historia familiar de consumo de
drogas
Aunque existen numerosas investigaciones
sobre factores genéticos, entre las
que destacan las referidas al alcoholismo,
la predisposición genética a desarrollar
este tipo de problemas no está clara;
lo que sí puede producirse es una mayor
disponibilidad de acceso a las distintas
sustancias y un menor control familiar al
respecto.
■ Pautas educativas
La baja comunicación familiar, la inconsistencia
en las normas, los límites pocos
claros, las expectativas poco realistas
hacia los hijos o las bajas expectativas
académicas, se relacionan con el inicio
en el consumo de drogas por parte de
los hijos.
■ Actitudes y modelos de conducta
por parte de los padres
Las actitudes positivas de los padres hacia
el uso de drogas aparecen asociadas al
uso indebido de sustancias por parte de
los hijos, en numerosas investigaciones.
Ocurre igual que en el caso de las normas
hacia el consumo: los padres que mantienen
actitudes positivas o ambiguas hacia el
consumo de drogas difícilmente establecen
límites y normas en esta materia.
Aunque los padres sean consumidores de
sustancias, por ejemplo de tabaco, esto
no debería impedir que establecieran normas
con respecto al consumo por parte
de sus hijos, ya que éstas actuarían
como factores de protección.
■ Conflictos familiares
En muchas ocasiones se ha defendido
la idea de que los hijos de padres
separados tenían más riesgo de desarrollar
problemas de conducta, entre
ellos el abuso de sustancias, pero
parece ser que el conflicto familiar predice
mejor los problemas de conducta
que la propia estructura de la familia.
Además, la ausencia de lazos familiares
y la baja implicación de la madre
hacia sus hijos es otro importante factor
de riesgo.
■ Los valores
Las personas con tendencia al hedonismo,
a la búsqueda de placer y a la actividad
dan más importancia a los valores
personales que a los valores sociales y
conceden menos importancia a valores
familiares, religiosos o de autotrascendencia.
Son también más vulnerables al
consumo de drogas.
■ La agresividad
La agresividad temprana, sobre todo si
se da en niños tímidos, es uno de los
factores que, en estudios longitudina-
16
les, muestran una asociación más fuerte
con el desarrollo de múltiples problemas
de conducta en la adolescencia. La
escuela es un entorno en el que estos
niños son fácilmente detectables. Desde
ella se puede promover un trabajo
específico con estos niños y sus familias,
que sería de importancia crucial
para prevenir el uso problemático de
drogas.
■ La búsqueda de sensaciones
Hay evidencia de la asociación que existe
entre el consumo de sustancias y este
rasgo de personalidad. Los adolescentes
con este rasgo de personalidad tienden
a experimentar con nuevas sensaciones
y sienten atracción por el riesgo.
Muchos programas de prevención que se
dirigen a estos chicos, tratan de canalizar
esta tendencia a través del deporte y
la actividad física.
■ El fracaso escolar
Una de las cuestiones que quedan más claras
en la investigación sobre factores de
riesgo y de protección es que todo aquello
que provoca la desvinculación de los adolescentes
con las instituciones o espacios
de socialización está fuertemente relacionado
con su asociación con grupos de
iguales problemáticos y la aparición de
conductas desviadas, entre ellas el consumo
de drogas. Muchos investigadores
explican que, a falta de vínculos sociales
que ayuden a generar una imagen positiva
de sí mismo, el niño o adolescente buscará
vínculos con otros grupos en los que sí
sea aceptado. El fracaso escolar es casi
siempre un primer paso en este proceso
de desviación y desvinculación social. Por
ello uno de los objetivos de los programas
de prevención de las drogas es el de fortalecer
estos vínculos con la escuela. La
escuela es también un lugar idóneo para
identificar a niños cuyos problemas de conducta
(agresividad, timidez, hiperactividad,
etc.) pueden favorecer este proceso de
desvinculación. ¿Qué es la prevención de las
drogodependencias?
El término “prevención” se utiliza, a
veces, de modo muy genérico; de ahí
que se emplee tanto por parte de aquellos
que trabajan en la educación, como
en el tratamiento y en la represión del
tráfico de drogas.
La prevención engloba todas aquellas
medidas informativas y educativas dirigidas
a la población potencialmente consumidora
de drogas.
Las actuaciones que se plantean la intervención
en el medio educativo, con la
creación de materiales como la presente
guía, se centran en la reducción de la
demanda, es decir, pretenden prevenir el
consumo de drogas que produzcan
dependencia, que puedan acarrear a su
vez daños a la persona que las consume
y a su entorno a corto, medio y largo
plazo.
Dentro de la reducción de la demanda se
denomina Prevención Primaria o inicial a
la que se pone en funcionamiento, aplica
métodos y toma medidas antes de que
surja el consumo problemático de drogas,
siendo su principal objetivo el de
impedir que éste aparezca o, si es imposible,
controlar todas las variables que
puedan incidir en su aparición, retrasando
al máximo el inicio en estos consumos.
En resumen, prevenir:
■ Es anticiparse a la aparición de
un problema: significa conocer cuáles
son los factores que lo provocan e intervenir
sobre ellos. En el caso de las drogodependencias
prevenir significa actuar
a múltiples niveles, ya que existen
muchos factores que pueden favorecer
el consumo de drogas, tanto en la propia
sociedad como en el individuo.
■ Es educar, porque se trata de promover
el desarrollo integral de la persona
y de favorecer su proceso de maduración,
para que el contacto con las drogas,
de producirse, no lleve al abuso o
dependencia de las mismas. La escuela,
por lo tanto, tiene un importante papel
que jugar. Para conseguirlo habrá que
intervenir desde edades tempranas
para fomentar estilos y hábitos de vida
saludables que actúen como elementos
de protección frente al uso indebido de
sustancias. ■ No es únicamente informar sobre
las sustancias, los riesgos de su consumo
y sus consecuencias. La información,
con ser muy importante, no es suficiente.
De hecho, muchos programas de prevención
basados en la información han
fracasado por no contemplar otros elementos
importantes que están en la raíz
del consumo.
■ Es fomentar el desarrollo de habilidades
y recursos personales que
refuercen al adolescente y le hagan
menos vulnerable frente a las presiones
que ejerce el entorno para estimular el
consumo de sustancias (sus amigos,
otras personas de referencia, los medios
de comunicación, la sociedad…).
■ Es reforzar la autoestima del
niño, la confianza en sí mismo y su
capacidad para tolerar la frustración y
mejorar el control emocional, de forma
que su motivación por conseguir metas
vaya más allá de lo inmediato y permita
un esfuerzo continuado.
■ Es fomentar alternativas de ocupación
del tiempo libre que ayuden a
elegir estilos de vida saludables, incompatibles
con el uso de drogas. ¿Qué es un programa de
prevención?
Un programa de prevención es un conjunto
de actuaciones relacionadas entre
sí para conseguir impedir la aparición de
un problema de drogodependencias, es
decir, evitar o retrasar el uso y abuso de
las distintas drogas.
Como la conducta del consumo de drogas
está influida por numerosos factores,
los programas de prevención deben
asimismo observar múltiples componentes
que permitan reducir los factores de
riesgo a la vez que impulsan los factores
de protección. En la mayoría de los programas
encontraremos todos o algunos
de los siguientes componentes:
1. Cognitivo
2. Autoimagen y
autosuperación
3. Toma de
decisiones
4. Control emocional
5. Entenamiento en
habilidades
sociales
6. Criterios de ocio
7. Tolerancia y
cooperación
8. Intervención
familiar
Información sobre las sustancias y los riesgos asociados al
consumo.
Información sobre la prevalencia del consumo de las diferentes sustancias
para desmitificar la percepción de que es una conducta
“normal”.
Cómo se forma la imagen que el adolescente tiene de sí mismo.
Desarrollo de un proyecto de autosuperación.
Desarrollo de un pensamiento crítico.
Puesta en marcha de un proceso para tomar decisiones
responsablemente.
Reconocimiento de tácticas persuasivas y estrategias publicitarias.
Técnicas para afrontar la ansiedad (relajación, pensamiento positivo).
Habilidades de comunicación: inicio, mantenimiento y finalización de
las conversaciones. El comportamiento asertivo frente al pasivo o
agresivo. Habilidades de resistencia a la presión del grupo.
Educar para un ocio saludable, ofertando alternativas de ocio para satisfacer
la necesidad de búsqueda de sensaciones.
Criterios para valorar estas alternativas.
Reconocer y respetar el valor de las diferencias.
Resaltar el valor de la cooperación.
Desarrollo de habilidades de comunicación familiar.
Estrategias para establecer normas y límites en la familia.
Desarrollo del potencial individual de los hijos. Principios básicos de los
programas de prevención de
las drogodependencias
Largos años de investigación sobre el
tema han llevado a una serie de conclusiones
sobre la eficacia de los programas
preventivos, entre las que hay
que destacar las siguientes:
■ Los programas de prevención deberían
diseñarse para fomentar los “factores
de protección” y reducir los “factores
de riesgo”.
■ Los programas de prevención deberían
abordar todas las drogas, incluidas
el tabaco, el alcohol, los derivados
del cánnabis, sustancias de inhalación y
el mal uso y abuso de medicamentos.
■ Los programas de prevención deberían
ser específicos para cada edad,
adecuados a la fase evolutiva y sensibles
a los aspectos culturales. No es conveniente,
es más, incluso puede llegar a
ser perjudicial, incluir informaciones
muy extensas y detalladas sobre drogas
en edades en las que éstas no se
han hecho presentes en el entorno
habitual de niños y adolescentes.
■ Los profesionales que desarrollan la
labor educativa deben contar con recursos
externos que pueden facilitarles el
apoyo necesario para canalizar adecuadamente
los casos individuales que se
hallen en situación de riesgo.
■ Los programas deberían incluir técnicas
que permitan resistirse a las drogas
en el momento en que se ofrecen,
reforzar el compromiso personal
contra el consumo de drogas, incrementar
la competencia social (capacidad de
comunicación, relaciones entre iguales,
eficacia personal y seguridad), además
de afianzar las actitudes desfavorables
hacia el consumo de drogas.
■ Los programas dirigidos a adolescentes
deberían utilizar métodos interactivos,
tales como grupos de discusión
entre iguales, que complementen y enriquezcan
la didáctica tradicional.
Asimismo, las intervenciones deberían
facilitar la transición de la enseñanza primaria
a la secundaria.
■ Deberían diseñarse programas a
largo plazo, a lo largo de toda la trayectoria
escolar, con intervenciones reiteradas
para reforzar los objetivos de prevención
originales.
21
■ Los centros educativos ofrecen la
oportunidad de llegar a todo tipo de
poblaciones, actuando al mismo tiempo
como un entorno importante para subpoblaciones
específicas que se hallan en
mayor riesgo de consumir drogas, tales
como niños/as con problemas de absentismo,
problemas de conducta o problemas
de aprendizaje. En estos casos pueden
detectar e intensificar las intervenciones
preventivas respecto a los
niños/as y adolescentes con problemas
específicos, que constituyen un grupo de
“alto riesgo” para el consumo de drogas
u otras conductas antisociales.
■ Cuanto mayor sea el nivel de riesgo
de la población, tanto más intensivo
debe ser el esfuerzo de prevención y
tanto antes debe comenzar. Al respecto,
podríamos diferencias dos grupos de
población más vulnerable:
• Niños/as que presentan problemas de
conducta desde la primera infancia
(agresividad, hiperactividad, exceso de
timidez…) que les lleva a un fracaso en
sus relaciones con el entorno social.
• Niños/as con un contexto conflictivo,
ya sea a nivel familiar o social: Padres
con problemas de alcohol u otras drogas,
clima de violencia familiar, falta de
cuidado y atención familiar, conflicto
social, delincuencia en el lugar de residencia,
etc. ¿Cómo llevar a cabo un
programa de prevención en la
escuela?
Con motivación
En primer lugar, hay que insistir en que
prevenir es posible; el conjunto de la
sociedad puede y debe aportar algo en la
prevención de un problema que de forma
directa o indirecta le afecta.
La prevención también es rentable
económicamente. Dado que uno de los
ámbitos en los que más se han desarrollado
e implementado programas es precisamente
el educativo, existen numerosas
evaluaciones que demuestran la efectividad
de los mismos. Si con el esfuerzo
común se evitan casos de drogodependencias,
los costes familiares, sanitarios,
laborales y sociales se reducen. Podemos
pensar en los costes de los accidentes
de circulación en los que interviene el
consumo de alcohol o los costes sanitarios
debidos a enfermedades cuyo principal
causante es el consumo de tabaco.
Con apoyo
Aunque los recursos parezcan siempre
insuficientes ante una problemática tan
compleja, en todas las Comunidades
Autónomas existen Planes de Drogodependencias,
dotados con recursos materiales
y humanos para implementar programas.
También desde los municipios
se colabora con los centros educativos
para poner en marcha actividades de
prevención. Cada programa dispone de
materiales y propone una metodología
de intervención acorde y /o adaptable a
la dinámica del centro educativo.
El Plan Nacional sobre Drogas en su
Estrategia para el periodo 2000-2008
destaca el ámbito educativo como una
de sus prioridades de actuación.
Con flexibilidad
Las posibilidades de intervención preventiva
son numerosas y se pueden adaptar
perfectamente a las características del
centro educativo y a la población que
acude a él, así como a los cambios que
se produzcan, no únicamente a nivel
legislativo, sino a nivel social. No obstante
“no todo vale en prevención” y no
es adecuado llamar “programa” a una
actividad puntual como por ejemplo una
charla informativa. Afortunadamente, y
como ya hemos señalado en apartados
anteriores, existen numerosos datos que
avalan la efectividad de programas dise-
ñados para ser aplicados en los centros
educativos. Con confianza
Un profesional de la enseñanza no es un
experto en drogas ni tiene por qué serlo;
no obstante es necesario recibir una formación
básica que permita adquirir la
seguridad suficiente para poder tratar el
tema con los alumnos o para tener respuestas
adecuadas cuando el tema surja
de forma espontánea.
Las edades de inicio en el consumo de
drogas, que mostraba la tabla de consumo,
corresponden al segundo ciclo de la
Enseñanza Secundaria Obligatoria. Es
por tanto probable que, ya sea en el
entorno escolar o ya sea fuera de él con
repercusiones en la dinámica del aula, el
profesor pueda detectar una de estas
situaciones de inicio; en estos casos es
importante que disponga de elementos
adecuados para afrontarla y canalizarla.
Con realismo
El consumo de drogas está muy extendido
en nuestra sociedad y, como ya hemos
apuntado, es necesario que los distintos
ámbitos que lo componen tengan respuestas
amplias. Ya en 1990, la LOGSE
señalaba la necesidad de integrar la Educación
para la Salud como eje transversal
en el currículum. Es importante que
cada centro adquiera el compromiso de
reservar un espacio a la prevención de
las drogodependencias en el Proyecto
Educativo del Centro.
Con participación
Como hemos señalado, los Planes Autonómicos
sobre Drogas garantizan el apoyo
necesario para tratar el tema (formación,
materiales, metodología, evaluación);
no obstante, es necesaria una
implicación lo más amplia posible para
que el programa se integre en el centro
educativo y se asuma como algo propio.
Implicación y número de horas de dedicación
son dos cosas distintas: a mayor
número de profesionales participantes
menor número de horas de dedicación
individual.
La intervención en el medio educativo
será mucho más completa si se reserva
un espacio a la familia. Con mayor frecuencia
los programas incorporan sesiones
de trabajo con los familiares de los
alumnos, así como actividades para tratar
en el medio familiar. ¿Cómo pueden los profesores
desarrollar factores de
protección?
• Despertando el interés de los alumnos,
favoreciendo su incorporación activa en
las actividades fuera y dentro del aula.
• Prestando atención, aprobando y reforzando
el trabajo bien hecho y el comportamiento
adaptado.
• Proponiendo a los alumnos metas adecuadas
a su edad y a sus capacidades.
• Dando siempre más importancia a lo
que son capaces de conseguir que a
los errores que hayan cometido.
• Reconvirtiendo las preguntas o comentarios
poco acertados de modo que el
alumno sienta que son provechosos
para el grupo.
• Dando la información de modo que
favorezca la autoestima de los
alumnos.
• Haciendo elogios ajustados a la realidad.
• Valorando no sólo el trabajo académico
sino aquellas capacidades que no
tienen que ver con lo escolar.
• Dándoles responsabilidades en los trabajos
en grupo.
• Reconociendo sus éxitos aunque sean
pequeños.
• Reforzándoles en las ocasiones en que
se manifiesten públicamente.
• Aceptándoles tal y como son, evitando
las comparaciones con sus compañeros.
• Enseñándoles a asumir sus fracasos,
haciéndoles ver que de los errores se
aprenden cosas.
• Haciendo que respeten las normas y los
acuerdos, sin ceder ante sus presiones.
• Enseñándoles que en muchas ocasiones
las cosas que deseamos no podemos
obtenerlas inmediatamente.
• Haciendo que no sientan como propios
aquellos fracasos que obedezcan a
causas ajenas a ellos mismos.
• No haciendo públicos los malos resultados
que tengan sino comentándolos
con ellos privadamente.
• Reforzando sus manifestaciones de
autonomía.
• Estableciendo normas que no sean tan
rígidas que les impidan actuar con una
cierta autonomía ni tan laxas que no
les den la seguridad mínima. • No tomando nosotros las decisiones
que les corresponden a ellos.
• Redactando y acordando entre todos
las normas de disciplina imprescindibles
así como las sanciones correspondientes
(que se concretan en el
reglamento de régimen interno).
• Manteniendo una actitud tranquila y
relajada ante las reacciones agresivas.
• Frente a manifestaciones de rigidez:
intentando persuadirles sin obligarles
o, si su actitud persiste, dejando pasar
el tiempo y retomándolo en otro
momento.
• Dando normas claras y sencillas,
empleando el tiempo necesario para
que puedan entender lo que se les exige.
• Creando un clima de confianza en que
los alumnos se sientan libres para
expresar sus ideas.
• Intentando que intervengan en actividades
que requieran el uso de la imaginación
y la creatividad.
• Asignándoles el papel de portavoces
en debates organizados.
• Admitiendo sus manifestaciones críticas,
cuando éstas sean acertadas.
• Encargándoles tareas abiertas que
requieran que improvisen o inventen.
• Favoreciendo que ellos puedan evaluar
sus tareas.
En los debates, más importante que lo
que piensan es el hecho de que sean
capaces de expresarlo, alentándoles a
que defiendan sus opiniones, escuchen a
los otros y razonen. Por tanto... ¿por qué prevenir
desde la escuela?
• Porque prevenir es educar: Es promover
el desarrollo de habilidad y
capacidad de adaptación que actúan
como elementos que protegen ante
situaciones de riesgo.
• Porque nos permite llegar a toda
la población infantil y adolescente,
con el menor esfuerzo.
• Porque el consumo experimental
de drogas es una conducta de
grupo. La influencia del grupo de iguales
es de crucial importancia para el
adolescente. La escuela posee una
ventaja sobre otras instancias educativas,
como la familia. Permite abordar
estas conductas de grupo.
• Porque hoy en día se dispone de
evidencia científica que demuestra
que los programas de prevención escolares
logran retrasar el contacto con
las drogas y disminuir su consumo.
• Porque el profesorado posee la
capacidad y la formación necesarias
para observar y detectar situaciones
de especial vulnerabilidad e intervenir
de forma preventiva sobre ellas.
• Porque los programas de prevención
ofrecen al profesorado instrumentos
y herramientas que les permiten
abordar otro tipo de problemáticas
que también pueden afectar al adolescente:
absentismo, situaciones de
violencia, falta de motivación, fracaso
escolar, otros problemas de conducta,
comportamiento sexual de riesgo, etc.
• Porque aplicar programas de prevención
es una tarea sencilla si se
dispone de la formación, los materiales
y el apoyo adecuados.
ENLACE DE LA PÁGINA:http://www.pnsd.msssi.gob.es/Categoria3/prevenci/pdf/GuiaProfesor.pdf
OPINIÓN PERSONAL: La prevención de dogras en jovenes y adolescentes es casi imposible ya que los medios de comunicación están muy revolucionados y ésta gente ya disponen de las dogras para venderlas y de esa manera ganan dinero ilegalmente.Yo no estoy deacuerdo ya que es malo para la salud debido a que son muy jóvenes y tambien afecta a las gente que los rodea
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